Domingo 7 de Julio: Pompeya eterna, Oplonti lujosa y Ercolano maravillosa. Día de  restos, devastación y recuerdos.

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Domingo 7 de Julio: Pompeya eterna, Oplonti lujosa y Ercolano maravillosa. Día de  restos, devastación y recuerdos.

Como cada día toca diana a las 6.45,el hambre aprieta y lo preparamos todo para nuestra visita a Pompeya, yacimiento que tenemos sólo a 20 minutos del hotel. Queremos estar pronto por que hace mucho calor a partir de las 12.00 y queremos evitar las aglomeraciones de las excursiones de los cruceros y gente menos madrugadora. Sin problemas llegamos al parquing Zeus, situado a 200 metros de la puerta de entrada principal, la Porta Marina. Con nuestras tarjetas Artecard en la mano, nos fijamos que no hay cola en las taquillas y nos vamos directamente a los tornos, un seños nos dice que tenemos que pasar por la taquilla para que nos den una entrada para validar. Volvemos atrás y la recogemos, al volver al torno nos hace pasar y ni nos mira la Artecard, ni nos la sella…nada de nada. Me extraña…la verdad pues sólo tenemos el sello del museo arqueológico y de esta visita no queda constancia alguna en la tarjeta, pero, no le doy más vueltas y comenzamos la subida de la cuesta de porta Marina, que menuda cuestecita para empezar el día!!!!

 

Seguimos nuestro recorrido más o menos planeado, pasando por el templo de Júpiter, y el foro, una de las fotos más buscadas de la ciudad de Pompeya, disfrutando de los rincones más escondidos e intentando esquivar a los turistas que comenzaban a llegar a manadas. Me encantó la casa del fauno, la casa de Menandro, la de los amorcillos dorados, el templo de Isis( precioso, sin gente). No pudimos entrar al Lupanar, una cola impresionante, decidimos no visitarlo pues lo que había allí dentro, estaba todo expuesto en el museo arqueológico, y nuestro recorrido de a penas 3 horas no nos daba para más. No es que lo visitáramos con prisas no…es que tiene mucho que ver y hay que priorizar, el calor empezaba a apretar, los niños a cansarse, cada vez más y más gente. Encontramos bastantes casas cerradas o en restauración, como la casa del Poeta trágico,la de los Ceii y de los Vettii. Muy bonitas las termas de Stabia, tambien abarrotadas de gente.

 

 

 

 

Muy bonitas las termas de Stabia, tambien abarrotadas de gente.

 

 

 

   

 

 

 

 

 

 

A las 12.30 salimos el recinto, bastante achicharrados pero contentos por el recorrido realizado. Y nos fuimos a Torre Annunziata, en busca del restaurante L’incrozio, recomendado también en nuestra guía de referencia, y que estaba situada a escasos metros de las entrada a Oplontis, la villa de Poppea, esposa del emperador Nerón, y que íbamos a visitar después de comer para aprovechar que está toda cubierta y así evitar un poco el calor del medio día.

Comimos de lujo en L’incrozio, nuestro camarero hablaba algo de español por que había estado saliendo con una chica valenciana que había ido de Erasmus. Degustamos una tagliata di salami y freiduria típicos campanos (arancini, crocché di Patate…) para dos, y para los nenes unos ñoquis a la sorrentina, todo regado con una cerveza italiana de la zona de Amalfi, hecha al estilo belga, en un súper botella de 1 litro, después un postre de chocolate casero y bastante contentos con las degustaciones nos fuimos a pasar calor de nuevo antes de encontrar la entrada de la villa de Oplontis, que está en la misma calle pero bajando una rampa. Al llegar allí, saco mis tarjetas Artecard y me dice la señora: hoy es gratis!!!, el primer domingo del mes siempre  lo és!!!. Como no habíamos descubierto eso en nuestras investigaciones y preparación del viaje???, así que quedaba solucionado el misterio de por qué no nos picaron las tarjetas en Pompeya, aunque de eso realmente nos dimos cuneta más tarde en Ercolano, ya que allí pensamos que sólo era la villa de Poppaea la que era gratis.

Visitamos la villa casi solos, tan sólo una pareja iba siguiéndonos en el recorrido por la suntuosa villa que te hace pensar en lo bien que se lo montaban los romanos que eran ricos y la pedazo de casas llenas de habitaciones que tenían. Podían estar todo el día de habitación en habitación y no repetir pues, entre salones, salitas, patios, piscinas, etc…..era imposible aburrirse y bastante probable perderse.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Después de una exhaustiva visita, necesitábamos un buen baño en la piscina. Ya que el hotel estaba a tan solo 7 minutos de allí decidimos acercarnos a descansar y nadar un rato. Eran las 15.30 y hasta las 17.30 no teníamos previsto ir a Ercolano para visitar las ruinas con un poco menos de calor. Llegamos al hotel y nada más llegar nos dicen que hay una comunión y que no podemos usar al piscina por que según ellos le acababan de echar el cloro, cosa que yo no me creo, por supuesto, lo que pasaba era que no querían que estuviéramos allí mientras aquella gente comía. El dueño del hotel se puso un poco borde y me dijo que si me quería bañar que le firmara un papel que luego no quería problemas si tenía algo en la piel por culpa del cloro, así que decidimos refrescarnos en la habitación y volver a coger el coche para ir a Ercolano, y a la vuelta entonces bañarnos en la piscina ya que a las 18.30 nos dijo aquel señor que sí que podríamos.

Al llegar a Ercolano, nos dimos cuenta de que no teníamos agua, y en la taquillas pedimos cambio para las máquinas expendedoras, y aquí fue donde nos quedó completamente claro que era un día de servicios mínimos y no tenían dinero en caja por que el primer domingo de cada mes, la entrada a las excavaciones era gratuita. Así que esos tres sitios no nos contaron con la Artecard, y podíamos así utilizarla en Paestum y Caserta sin pagar la entrada en vez de pagar la mitad que era lo que estaba previsto. En principio, Jose se enfadó, por que de haberlo sabido igual no la hubiéramos comprado o la hubiéramos empleado para el palacio real de Nápoles, pero…yo creo que aún así nos salió rentable. Después a la vuelta leyendo, resulta que es un nuevo decreto ministerial que entró en vigor el 1 de Julio que además del primer domingo de mes la entrada gratuita a todos los sitios arqueológicos y culturales estatales, aplica descuentos y ofertas a los menores de 25 y ampliación de horarios los viernes y noches de apertura a 1 euro como precio simbólico.

 

Ercolano me pareció un ejemplo importante de la vida en una pequeña ciudad romana. Por sus reducidas dimensiones puedes llegar a verla toda sin problemas en un par de horas o tres. Además como los peques estaban cansados de piedras, se llevaron el Ipad y se sentaron en un banco en uno de los cardos principales justo en el centro de la ciudad y nosotros visitamos toda la ciudad solos, es una pena que se lo perdieran pero ya no estaban por la labor y nosotros sí que queríamos verlo, por eso que no os extrañe que sólo salgan en un par de fotos al principio de la visita. En Ercolano también hay muchas casas en restauración, precisamente 2 de las más bonitas, la de los ciervos, la del armazón de marco de madera y la villa de los papiros( completamente inaccesible). Entre mis favoritas, la casa del esqueleto, la del mosaico de Nettuno y Anfitrite, las termas masculinas y femeninas, con sus mosaicos y la palestra, gran gimnasio.

Al acabar, ya hacia las 19.00, nos fuimos al hotel a disfrutar de la piscina hasta las 20.30, que aún le daba el sol y pudimos descansar del agotador día antes de ducharnos y volver a cenar a Torre del Greco a la Pizzaccia. En esta ocasión, pedimos a Federico un plato especial combinado de quesos italianos y freiduría campana, similar al que tomamos en L’incrozio, los nenes uno de sus famosos “paninis” de salchicha y patatas que casi no se pueden ni acabar.

Hasta aquí nuestro día de ruinas, a mí sinceramente me gustó mucho y disfruté pese al calor y lo agotador de la jornada.  Si volviera, repetiría para poder ver las cosas que nos dejamos sin ver, sin duda, volveremos.

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